Desde los cuatro años de edad, el pequeño Carlos Emanuel siente pasión por la tierra del sector Río Jueyes en Coamo. (Fotos: Ludwig Medina)
Carlos Emanuel Guzmán Colón ha dejado a más de un experto con rostros que reflejan asombro e incredulidad. Con solo nueve años de edad, este coameño ha pasado por alto el Internet, el teléfono celular, los reproductores de música y otras modas tecnológicas para dedicarle toda su energía y vitalidad al cultivo de frutos menores en la tierra que lo vio nacer.
En agradecimiento, el árido terreno sureño ha bendecido a Carlitos -como le llaman sus familiares- con abultados repollos, enormes calabazas, innumerables ajíes y otros tantos frutos, convertidos en el nuevo atractivo del barrio Río Jueyes.
Don natural
“De mí no sacó eso, porque ni una habichuela he sembrado”, dijo con enorme carcajada su orgullosa madre, Carmen Colón Alvarado.
Según relató a La Perla del Sur, cuando Carlitos tenía cuatro años de edad aprendió los oficios de su abuelo Esteban Colón Viera o de su tío Arnaldo, quienes lo han criado como un hijo.
Pero el abuelo lo niega. “Cuando yo era muchacho -pero muchacho grande- yo ayudaba a mi papá, pero él no. Él lo hace todo y me dice a mí cuándo hay algo mal”, ripostó don Esteban, quien sí ayuda al niño con su adulta fortaleza.
Mientras debaten por el responsable de esta dinámica propuesta agrícola, Carlitos continúa lejano a la controversia cuidando las piñas dulces que coronan su huerto casero.
El árido terreno lo ha bendecido con cantidad ilimitada de ajíes, repollos, calabazas, plátanos, zanahorias, cebollas e, incluso, piñas.
Allí también cultiva guineos, plátanos, zanahorias, cilantrillo, cebollas, yuca, maíz, tomates y remolachas.
El espigado joven no habla mucho, pero tampoco deja de aclarar dudas sobre el cuidado que tiene para con sus plantas y el tiempo indicado para la cosecha.
Su mayor presunción, en cambio, son ocho lagartijos que cuida en un vivero.
“Él no pide juegos, lo que pide son herramientas. Para el Día de Reyes pidió un paquete de habichuelas para sembrar. Su tía le trajo palas y rastrillos de jardín y una variedad de semillas”, contó además Colón Alvarado.
“Es un alivio en la economía. En el supermercado antes se compraban guineos y verduras, pero ya casi no (se compran) porque él tiene bastante”, agregó.
Incluso, la joven madre anunció que Carlitos hasta se ha iniciado como agro-comerciante. “Él vende sus
Isalyn Lugo Pérez, agrónomo del Departamento de Agricultura, reconoció el talento de este joven coameño.
cositas y el dinero lo guarda para seguir comprando abono y nuevas semillas”.
Un asunto de pasión
Isalyn Lugo Pérez, agrónomo del Departamento de Agricultura y supervisora del Programa de subsidio salarial, fue quien advirtió del talento de este joven.
“Es inusual. Todo el proceso es manual, sin sistema de riego o condiciones favorables. Si no es un proyecto motivado por la escuela o del servicio de extensión agrícola es bien raro encontrar un niño que pueda crear un huerto casero”, reconoció.
“Para la edad que tiene y cómo lo está haciendo -sin ningún tipo de recomendación u orientación- está haciendo unas siembras súper bien. Ha sembrado sobre montículos, al contorno. Todo lo que siembra se le da, sus siembras son con semillas y no con plántulas germinadas en viveros”, concluyó atónita.
(Personas, corporaciones o entidades deseosas de apoyar a esta joven promesa, pueden comunicarse con Ileana Ortiz Correa, portavoz de la familia, a los teléfonos 787-803-2058 o 787-974-7564).
27 de julio de 2011